México es un país lleno de tradiciones y festejos. Como se mencionó anteriormente, el día de muertos es una celebración reconocida a escala mundial con sus antecedentes y orígenes tanto de las ceremonias y ritos indígenas como de las europeas.
Y vaya que esta costumbre se encuentra arraigada en los mexicanos, pues de acuerdo con la encuesta realizada por la Consultora Mitofksy en 2009, 86.4% de los entrevistados sabe que el 2 de noviembre se festeja el Día de muertos. En cuanto a la predilección, 83.0% prefiere más la conmemoración mexicana que el formato anglosajón (Halloween).
Pero ¿cuál es la forma en qué conmemoramos estos días? Aunque 16.9% se inclina por el festejo del Halloween, 85.6% visita a sus familiares al panteón, 78.7% pone una ofrenda, 59.8% va a misa y 29.6% sale con sus hijos a pedir dulces, entre otras costumbres.
Calaverita dedicada a Carlos Rivera y sus Riveristas
Antes de los días 1 y 2 de noviembre, se prepara la ofrenda para recibir, tanto a los niños y adultos difuntos. Por lo regular, el altar debe contener la comida que más les gustaba en vida, pan de muerto, fruta, algo dulce como la calabaza en tacha, las calaveras de azúcar, la quema de copal, la decoración con las flores de cempasúchil, entre otros elementos que pueden ser diferentes según la región del país, de las costumbres, de presupuestos, entre otros factores.
Seguramente en tu niñez escuchaste frases como: “No te comas la fruta de la ofrenda que tu abuelito que nos visita desde el cielo se enojará contigo por dejarlo sin comer”, muy socorrida cuando se estiraba la mano para agarrar una apetitosa fruta o dulce de la ofrenda; y si ésta no era razón suficiente, no faltaba la otra que decía“Te vas a quedar mudo por comerte la fruta de la ofrenda”. Lo anterior es un reflejo del respeto o veneración que se pretende inculcar a esta costumbre.
Fuente: Profeco