El impacto de la pandemia de COVID-19 coloca a la población joven de América Latina y el Caribe en riesgo de convertirse un una generación sin oportunidades laborales o educativas para construirse un mejor futuro, advirtió este jueves la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los jóvenes son uno de los colectivos que padecen con mayor intensidad las consecuencias sociales y económicas de la emergencia sanitaria en la región puesto que no encuentran empleo y muy a menudo deben desempañar actividades informales para tener algún ingreso, así sea mínimo.
Los datos de la OIT dan cuenta de un 23,8% de desocupación en los jóvenes entre 15 y 24 años durante el primer trimestre de 2021, el nivel más alto desde 2006, año en que empezaron esos registros. La cifra representó un aumento de más de tres puntos porcentuales con respecto al nivel previo a la pandemia.
¿Por qué las naciones latinoamericanas deben sumarse a la revolución digital?
Así, la participación juvenil en el mercado de trabajo alcanzó apenas un 45,6% en ese periodo, lo que implica que entre dos y tres millones de jóvenes estaban sin ocuparse por la inexistencia de oportunidades laborales.
“Desactivar” los efectos de la pandemia
En un mensaje con motivo del Día Internacional de la Juventud, el director para América Latina y el Caribe de la Organizaión señaló que será necesario desarrollar estrategias destinadas específicamente a mejorar el empleo juvenil para “desactivar” los profundos efectos de la pandemia y evitar que las secuelas se extiendan por mucho tiempo.
“Esta generación ha experimentado los impactos del COVID-19 en muchas áreas: la interrupción de sus programas educativos o de formación y las actividades de puente hacia el mercado de trabajo (aprendizaje y pasantías), la pérdida de empleo y de ingresos, y la perspectiva de enfrentar mayores dificultades para encontrar una ocupación en el futuro”, explicó Vinicius Pinheiro.
Agregó que los jóvenes padecerán estas consecuencias en los próximos años de su vida laboral, corriendo el peligro de convertirse en “una generación del confinamiento”.
Según Pinheiro, “aunque la demanda de empleo comience a ser más favorable debido a un mayor dinamismo económico, las oportunidades de trabajo para los jóvenes continuarán muy restringidas”.
Además, la elevada incidencia de la informalidad entre estos trabajadores, que afectaba a seis de cada diez jóvenes antes de la pandemia, podría incrementarse aún más, advirtió.
Frustración y conflictos
Un análisis del funcionario señala que la falta de oportunidades de empleo juvenil puede afectar la trayectoria laboral de las personas y limitar sus posibilidades de acceder a un trabajo decente en el futuro. Más aún, esta carencia, puede dar lugar a una frustración que genere situaciones conflictivas y “afecte la gobernabilidad a diversos niveles”.
Pinheiro recordó que las protestas que ocurrieron en diversos países de la región antes de la pandemia fueron encabezadas por jóvenes. “Después de una crisis feroz que ha dejado a muchas personas sin esperanzas, ya hemos visto cómo en algunos lugares esos jóvenes vuelven a salir a reclamar un porvenir”, apuntó.
El director regional consideró que para abrir oportunidades de trabajo a los jóvenes, será necesaria una combinación de políticas que estimulen la contratación y apoyen a las empresas y a los emprendedores.
También habría que impulsar la educación y la capacitación, sobre todo para incluir a los jóvenes en la revolución digital.
Pinheiro hizo hincapié en que las sociedades no pueden prescindir del aporte de los jóvenes, por lo que es urgente elaborar planes que promuevan el empleo juvenil.