(Expansión).- El Gran Premio de México siempre ha dado de qué hablar. Desde el primero que se corrió en el país en 1962, en un circuito que se construyó por mandato del entonces presidente Adolfo López Mateos, y a escondidas del entonces regente de la Ciudad de México, Ernesto P. Uruchurtu, y en el que años después falleció el piloto mexicano Ricardo Rodríguez; hasta su regreso en 2015, el jaloneo con la nueva administración para mantenerlo pese a la política de austeridad, y su inminente cancelación en esta temporada, en medio de la pandemia de coronavirus.
Esta cancelación representará un golpe a la economía de la Ciudad de México, y a los organizadores y patrocinadores, en tanto que desde su regreso en 2015, el evento genera una derrama económica de entre 5,000 y 8,000 millones de pesos, y entre 6,000 y 7,000 millones de pesos por la cobertura mediática, según datos de la web del Gran Premio de México.
Con más de 300,000 espectadores en cada una de las ediciones, el circuito se ha posicionado como una de las carreras con mayor asistencia del campeonato. Además, la carrera es transmitida en 200 países a través de más de 100 televisoras.
Según datos de la Secretaría de Turismo, la edición de 2019 generó alrededor de 9,000 empleos y una derrama económica de casi 17,000 millones, entre patrocinios, compra de derechos de la transmisión, entradas, hospedaje, consumo en alimentos, bebidas, souvenirs y transporte.