En el entorno de la Fórmula 1, el equipo Red Bull se enfrenta a un momento crítico. Tras el escándalo que involucra a Christian Horner, director del equipo, una investigación de Motorsport-Total.com revela que su futuro al frente de la escudería podría estar en juego. A pesar de lograr un destacado 1-2 en el reciente Gran Premio de Arabia Saudita, las tensiones internas y las preocupaciones comerciales apuntan a una posible destitución antes del Gran Premio de Australia.
La presencia de Franz Watzlawick, CEO del área de bebidas de Red Bull, en Arabia Saudita ha suscitado especulaciones sobre su influencia en el destino de Horner. Se anticipa una reunión clave en Dubai con Oliver Mintzlaff, director general de Proyectos Corporativos de Red Bull, y Chalerm Yoovidhya, accionista mayoritario, para evaluar las repercusiones del escándalo en la marca, especialmente considerando su impacto potencial en las ventas en mercados sensibles como Estados Unidos.
La posible declaración pública de la exasistente personal de Horner, en contraposición a sus negativas, podría aumentar la presión sobre el equipo. Los intereses de socios importantes como Ford y Honda, además de los riesgos en las relaciones con grandes distribuidores, podrían ser determinantes en la decisión final sobre su continuidad.
Ralf Schumacher, comentarista de Sky Alemania, considera que la situación interna de Horner se ha vuelto insostenible, anticipando su probable salida. Frente a este panorama, Red Bull se vería obligado a reestructurar su liderazgo rápidamente, siendo el actual director deportivo el candidato más fuerte para suceder a Horner.
Este giro en los acontecimientos marcaría un antes y un después en la gestión de Red Bull Racing, uno de los equipos más exitosos de la Fórmula 1 en los últimos años. La decisión, motivada tanto por consideraciones internas como por la imagen y la comercialización de la marca, podría tener implicaciones significativas para la dinámica y el rendimiento futuro del equipo en el campeonato.