Por: Eduardo Mass Obeso (*)
El huevo siempre ha estado presente en las mesas alrededor del mundo. Este es considerado uno de los alimentos más versátiles y nutritivos, además de ser esencial para la gastronomía diaria. Sin embargo, solemos disfrutar únicamente de la clara y de la yema, sin tomar en cuenta todos los beneficios de la superficie blanca que lo cubre: la cáscara.
Esta delgada barrera, compuesta por carbonato de calcio y otros minerales, protege el interior del huevo y procura tanto su desarrollo como su fecundación; además, regula la temperatura de este. Sin embargo, existen abundantes beneficios de este producto animal, el cual puede aprovecharse para la salud, el hogar y el medio ambiente.
Cuando se trata de lo benéfico para el cuerpo, la cáscara aporta minerales como el magnesio y el fósforo, que fortalecen el sistema óseo, la dentadura y el correcto funcionamiento del organismo. Su membrana interna posee componentes como colágeno, elastina y aminoácidos; estas sustancias favorecen las articulaciones, la piel y la cicatrización.
La cáscara también puede ser utilizada en los jardines como fertilizante natural, debido a lo rica que es en los compuestos químicos anteriormente mencionados. Asimismo, funciona como nivelador de pH del suelo, ayuda a controlar la acidez y fomenta el correcto crecimiento de las plantas. De igual modo, se puede aplicar como un corrector contra plagas —como caracoles, babosas y algunos insectos— y también es un excelente aporte para la composta.
Con esta infografía te invitamos a conocer usos prácticos, virtudes y curiosidades de la cáscara de huevo, para que podamos valorar este recurso con responsabilidad y creatividad.
(*) Eduardo Mass Obeso es estudiante de Diseño de Información y este material es de su autoría como parte de un trabajo académico sin fines de lucro.