(Milenio).- Cuando el señor Juan Manuel Escalona, regulador del Puesto Central de Control (PCC) del Metro, salió del hospital, en el Sanatorio Durango, de la colonia Roma, una ola de aplausos lo conmovió. Los familiares de sus compañeros, que aguardaban la salida de cada uno de sus pacientes, escucharon el relato que, previamente, había hecho Juan Martín Cabrera Garnica, quien salió antes que Juan Manuel.
“Quisiera hacer un paréntesis para mencionar al compañero Escalona Uribe, todo un héroe, eh, la verdad, apoyó a muchísimos compañeros, los salvó, los ayudó a bajar de la azotea, entonces sí quisiera hacer esa mención para el compañero”, había dicho Cabrera, al relatar cómo fue que los trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo Metro encontraron una vía de escape hacia la azotea para huir del denso humo del incendio que se originó la madrugada del sábado en el PCC.
Por eso, cuando Escalona salió del hospital, a pie, un poco desconcertado, pero sano y salvo, la gente, unas 10 personas allí reunidas, familiares de los demás trabajadores del Metro, le aplaudieron.
La mayoría de los 11 empleados que fueron atendidos en ese hospital recibieron suministro de oxígeno para ayudarles a reponerse de la inhalación del humo y salieron a las pocas horas.
“Me siento un poco angustiado por lo que se vivió, pero bien, gracias a Dios”, dijo brevemente Escalona, un hombre sencillo, pero valiente, chaparrito, que lleva 32 años trabajando para el Metro y que ayudó a sus compañeros a subir a la azotea y a mantener la calma tras la explosión de uno de los transformadores en la planta baja de edificio.
Ellos estaban en el quinto piso. “Me sentí bien… de ayudar”, confesó. Su hijo, Donovan Escalona, quien todo el tiempo estuvo pendiente de él, en las más de cuatro horas que estuvo internado, lo abrazó fuerte y finalmente se fueron.
Subir a la azotea del edificio del Puesto Central de Control del Metro fue la mejor manera que encontraron los empleados del STC para salvar la vida, sobre todo, en medio de la confusión que les ocasionó todo lo que ocurría. Juan Martín Cabrera, regulador del PCC, con 34 años de antigüedad como empleado del Metro, lo reconoció: en el Metro no están capacitados para saber reaccionar ante un siniestro como ese.