Al realizar un estudio de las vértebras del tiburón martillo común (Sphyrna lewini), expertos de la UNAM revelaron los patrones migratorios de esta especie, de los menos conocidos, junto con otros elasmobranquios (tiburones y rayas).
Felipe Amezcua Martínez, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), unidad Mazatlán y titular del estudio, explicó que uno de los hallazgos es que algunos adultos, tanto hembras como machos, viven cerca de las costas mexicanas durante tres años de manera permanente.
“Se sabía que el tiburón martillo se acerca a la costa para expulsar las crías; las hembras, los neonatos y juveniles se quedaban cerca de la costa durante el alumbramiento y, posteriormente, no se sabía qué pasaba con ellos, hasta que se volvían a encontrar ya como adultos”, comentó el experto en ecología de estuarios y costas.
El trabajo reveló que las hembras dejan la zona más somera de la costa de los tres a los cinco años y parten hacia mar abierto, posiblemente para obtener más energía para la reproducción; en tanto, los machos lo hacen de los cuatro a los siete años de edad, precisó el investigador.
Disminuyen tiburones y rayas pese a esfuerzos de conservación
Luego de un periodo de gestación de diez a 11 meses, las hembras del tiburón martillo llegan a varios puntos del Pacífico mexicano, entre los que se encuentran las costas de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Oaxaca y Chiapas para expulsar hasta 15 crías, las cuales comienzan a alimentarse de los pequeños crustáceos, y otros animales que viven entre 10 y 15 metros de profundidad, destacó.
Otro de los descubrimientos de Amezcua Martínez es que esta especie sigue un fenómeno conocido como migración parcial, porque una parte de los adultos se quedan cerca de la costa, mientras que otra migra hacia mar abierto, cerca de las Islas Clarión y Revillagigedo, una estrategia que limita los ataques de predadores, la presión por pesca, o ayuda en condiciones ambientales desfavorables.
De esta manera, si un grupo de hembras falla en encontrar las condiciones adecuadas para que sus crías lleguen a buen término, el otro será capaz de regresar a la costa con crías y así preservan o aseguran su población.
Amezcua Martínez comentó que si bien de mayo a agosto la pesca del tiburón martillo está vedada, en realidad sigue habiendo pesca de escama y otros peces, por lo que cuando los neonatos se acercan para comer se suelen enredar en las redes.
“Una vez que termina la veda y se puede volver a pescar tiburón, los pescadores lo hacen muy intensamente con una cantidad enorme de juveniles y, sobre todo, neonatos. Se da una afectación importante”, reflexionó el investigador.
Grabado en la vértebra
Amezcua Martínez explicó que el trabajo se realizó con base en la microquímica de vértebras, las cuales se obtuvieron en colaboración con grupos de pescadores, quienes permitieron la revisión de los organismos para obtener información sobre el tamaño, el peso y edad estimada a partir de las vértebras de los ejemplares que son comercializados.
“Las vértebras se han utilizado desde hace mucho tiempo para determinar la edad de los tiburones y las rayas; lo que se ha visto es que estas estructuras además sirven como una ‘caja negra’ de estos organismos, pues almacenan la firma química de los ambientes en los que se encuentran”, destacó.
Esto se debe a que las masas de agua tienen una firma química dada por las características geológicas y oceanográficas; no es lo mismo la composición microquímica de las masas de agua de mar abierto que en las de una zona costera, porque tiene el efecto de ríos, lagos y zonas estuarinas que están descargando agua hacia el mar.
“Si uno analiza la firma química de las vértebras en cada una de las etapas del desarrollo, sabremos a qué edad el organismo se encontraba en una zona costera, o en mar abierto, y en qué etapa se movió entre una y otra zona”, explicó el investigador.
Similar a lo que se ve en árboles con los anillos de crecimiento, al realizar un corte en las vértebras los expertos ven del centro hacia las orillas; y pueden estimar la edad. Incluso encontraron que durante el periodo de gestación, la firma química del embrión es igual a la de su madre, por lo que al analizar el centro de la vértebra se pueden inferir los movimientos de la madre antes de que expulsara a la cría.
Si bien la Norma Oficial Mexicana 029-PESC-2006 tiene el propósito de inducir el aprovechamiento sostenible de los tiburones y rayas, así como contribuir a la conservación y protección de los elasmobranquios y otras especies, es necesario una regulación específica por especie, que en el caso del tiburón martillo no hay zonas de protección.
“Hay pesquerías que siguen operando durante la veda, entonces las siguen capturando, como fauna de acompañamiento. Lo que se ha estado proponiendo son dos cosas: uno, que el tiburón martillo entre al mismo estatus que el tiburón blanco y que se prohíba su captura; o bien, dos, designar zonas de no pesca, o refugios pesqueros donde no se puedan utilizar estas redes durante el periodo de veda”, consideró.
Este proyecto en parte fue financiado por la UNAM, la Fundación Slim y el World Wide Fund (WWF), organización que actualmente realiza gestiones ante los tomadores de decisiones para que la protección del tiburón martillo sea considerada en el mismo nivel que el tiburón blanco
Fuente: UNAM