Los objetivos 90-90-90, acordados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016, fueron un llamamiento para que la gran mayoría de las personas que viven con el VIH se sometieran a las pruebas, iniciaran el tratamiento y redujeran el VIH en sus cuerpos a niveles indetectables con vistas a 2020.
Alcanzar estos objetivos significa que un mínimo del 73 % de las personas que viven con el VIH ha suprimido la carga viral, lo que las ayuda a mantenerse sanas y evita la propagación del virus.
A finales de 2020, el 84% de las personas que vivían con el VIH conocían su estado serológico, el 73% tenían acceso a una terapia antirretroviral y el 66% ya presentaban supresión viral.
Desde el año 2001, se han evitado 16.5 millones de muertes relacionadas con el sida.
La desigualdad deja a los portadores de VIH en doble riesgo de morir por covid-19
De entre los 37.7 millones de personas que vivían con el VIH en todo el mundo en 2020, se calcula que 27.5 millones de personas seropositivas estaban en tratamiento, una cifra que se ha más que triplicado desde 2010, aunque aún se está lejos de alcanzar el objetivo para 2020 de 30 millones.
El despliegue mundial del tratamiento para el VIH ha salvado millones de vidas: se calcula que, desde el año 2001, se han evitado 16.5 millones de muertes relacionadas con el sida.
En 2020, hubo 680 mil muertes por causas relacionadas con el sida, un descenso del 58% de 2001 a 2020. Al menos 40 países van por buen camino para lograr una reducción del 90% en la mortalidad relacionada con el sida para 2030, incluidos nueve países en África oriental y meridional.