La subsidencia del terreno, o paulatina deformación que se produce cuando se extraen sólidos, líquidos o gases del subsuelo, es una amenaza global que afecta al 19 por ciento de la población mundial y a mil 200 millones de personas que viven en 21 por ciento de las principales ciudades del orbe.
Para calcular sus efectos, un grupo de 20 especialistas de 11 países realizaron un mapa mundial de este problema, que en ciudades densamente pobladas causa fracturas, hundimientos, inundaciones, temblores y desplomes, entre otras afectaciones.
En este proyecto, publicado el 1 de enero en la revista Science, participan dos investigadores de la UNAM que pertenecen al grupo de la Iniciativa Internacional de Subsidencia del Terreno (LASII) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en colaboración con el Servicio Geológico de España (IGME).
Se trata de Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias (CGeo), y de Enrique Cabral Cano, investigador del Instituto de Geofísica (IGf), miembros activos de LASII y colaboradores en esta iniciativa, la cual tiene el objetivo de ofrecer información científica sobre el fenómeno e incidir en políticas públicas para mitigar sus daños.
“La subsidencia es un hundimiento del nivel del suelo. La diferencia entre subsidencia y hundimiento es que este último puede ser muy local, por ejemplo se puede hundir la esquina de una casa o un fragmento de un terreno, mientras que la subsidencia es regional, a gran escala, y puede afectar colonias y ciudades enteras”, explicó Carreón Freyre.
La especialista relató que su origen es la extracción de fluidos o de sólidos, lo cual ocasiona que las capas del subsuelo se reacomoden, porque no tienen el sustento de lo que se extrajo, y eso hace que se reacomoden y baje el nivel de la superficie.
Este estudio internacional –agregó– se enfoca en la extracción de agua subterránea, el problema más grave de la subsidencia en el mundo, y también en México.
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Quien ha sido presidenta y vicepresidenta de LASII indicó que esta situación es muy grave también en países como Irán y China, donde las concentraciones urbanas se incrementan cada vez más “y estamos agotando, de una manera dramática, los acuíferos”.
Además, provoca ruptura de vialidades, desestabilización de los cimientos de puentes y fracturas en las calles, precisó.
Carreón Freyre dijo que el 86 por ciento de la población expuesta a la subsidencia vive en Asia, en especial en más de 100 ciudades de China; en Yakarta, capital de Indonesia, lugar que se hunde 28 centímetros por año; y en Tokio, Japón, donde se acumularon cuatro metros de subsidencia, pero consiguieron eliminar la situación después de 10 años de mejora en la gestión del agua subterránea.
El estudio refiere también que en Holanda, debido a la subsidencia, 25 por ciento del país y siete millones de habitantes viven por debajo del nivel del mar, lo que aumenta el riesgo de inundaciones. En Italia amenaza a 30 por ciento de la población que habita en la cuenca del Río Po, donde por este fenómeno geológico se producen inundaciones recurrentes y más intensas en localidades como Venecia.
En nuestro país, la subsidencia alcanza 30 centímetros al año en la Ciudad de México (especialmente en el Centro Histórico e Iztapalapa), y afecta además a Querétaro, Toluca, Morelia, San Luis Potosí y Mexicali, debido al fracturamiento asociado, detalló la experta.
Para conocer el estudio global publicado en Science se puede consultar la página: https://www.landsubsidence-unesco.org/