Por: Sonia Gisella Aguirre Narváez
La transición hacia una economía circular no depende únicamente de innovaciones tecnológicas o procesos industriales más eficientes. Se requiere, sobre todo, de una transformación cultural profunda, en la que cada persona comprenda su papel dentro del ciclo de los materiales y los recursos naturales. En este proceso, el diseño de información se posiciona como una herramienta estratégica para educar, sensibilizar y movilizar a la ciudadanía, promoviendo cambios concretos en los hábitos de consumo y reciclaje.
Actualmente, el mundo genera más de 2,240 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos cada año, y si no se toman medidas urgentes, esta cifra podría alcanzar los 3,400 millones para 2050 (Banco Mundial, 2023). Al mismo tiempo, con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es importante considerar que menos del 9% del plástico producido desde los años 50 ha sido reciclado (PNUMA, 2022). Esta situación refleja una crisis ambiental y una desconexión estructural entre la ciudadanía y los sistemas de gestión de residuos.
Aquí es donde el diseño de información cobra relevancia ya que permite traducir datos complejos en mensajes visuales comprensibles, promoviendo que la acción cotidiana se pueda ejercer de manera informada y con un mayor grado de conciencia. Diseñar para educar implica ir más allá de lo estético; se trata de un ejercicio de periodismo visual, que consiste en construir puentes entre el conocimiento técnico y la vida diaria.
Cuando el diseño transforma hábitos: casos que inspiran
En todo el mundo, proyectos de diseño de información han demostrado cómo una buena comunicación visual puede cambiar comportamientos. En Estados Unidos, la campaña “Recycling Simplified” de Republic Services usó íconos simples y lenguaje claro para educar sobre reciclaje, logrando reducir en un 27% la contaminación de residuos reciclables (Republic Services, 2021). En Países Bajos, materiales didácticos visuales y lúdicos sobre economía circular son parte del temario en cursos de educación básica. Esta estrategia ha contribuido a que más del 80% de los residuos domésticos se reciclen (Circle Economy, 2023). Y otro caso de éxito es la app canadiense “What Goes Where”, la cual ha mejorado la separación de residuos mediante una interfaz intuitiva, aumentando la participación ciudadana en hasta 40% (SWANA, 2021).
Estos ejemplos demuestran que cuando la información se diseña de forma estratégica, contextualizada y visualmente efectiva, las personas responden: modifican sus hábitos, se involucran y se convierten en agentes del cambio, ya que la información se convirtió en una experiencia significativa. No se trató solo de transmitir datos, sino de diseñar interacciones que conectaran emocional y racionalmente con las personas, permitiéndoles visualizar su rol en los problemas y, sobre todo, en las soluciones. Así, el diseño de información trasciende lo visual para convertirse en un diseño de experiencias que transforma vidas, fomenta la conciencia crítica y facilita la adopción de nuevos hábitos sostenibles.
(*) Dra. Sonia Gisella Aguirre Narváez
Departamento de Diseño
Profesora de Tiempo Completo de la Universidad de las Américas Puebla, Diseñadora Gráfica, Doctora en Dirección y Mercadotecnia, y Maestra en Procesos de Diseño. Especialista en producción editorial. Ha realizado investigaciones que atienden al desarrollo de estrategias editoriales que promueven la participación en proyectos con responsabilidad social. 24 años de experiencia docente en producción editorial, periodismo visual y tipografía. Ha participado en proyectos de Diseño de Información, Marketing Político y en la gestión de proyectos editoriales. Actualmente es profesora en el departamento de Diseño de la Universidad de las Américas Puebla.
Contacto: sonia.aguirre@udlap.mx