El impulso de China en la expansión de la capacidad renovable ha sido impulsado por políticas gubernamentales agresivas, inversiones masivas en infraestructura, y una creciente demanda de energía sostenible. El país ha invertido fuertemente en la construcción de parques eólicos y solares en regiones con altos recursos naturales, como el desierto de Gobi, y en la implementación de redes eléctricas avanzadas que permiten integrar de manera eficiente esta energía en el sistema eléctrico nacional.
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La superación de los 1.200 GW marca un paso crucial hacia la meta de China de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. Este hito también resalta la importancia de la innovación tecnológica y la manufactura a gran escala en la reducción de costos, lo que ha permitido que las energías renovables se conviertan en una opción cada vez más viable y competitiva en comparación con los combustibles fósiles.