El grupo poblacional más vulnerable ante esta situación, el de niños y niñas menores de dieciocho años, supone el 42% de todas las víctimas de desplazamiento forzoso.
ACNUR estima que entre 2018 y 2019 nacieron como refugiados casi un millón de niños.
El informe también destaca que, durante la fase más álgida de la pandemia en 2020, más de 160 países cerraron sus fronteras y entre éstos, 99 no contemplaron ninguna excepción con las personas que solicitaron protección.
Sin embargo, matiza que con la implantación de reconocimientos médicos fronterizos, cuarentenas o procedimientos simplificados de registro creció el número de países que encontraron la forma de garantizar el acceso al asilo mientras se intentaba contener la propagación de la COVID-19.