En el año 2005, la Selección Mexicana Sub-17 conquistó el mundo al ganar la Copa del Mundo de la categoría celebrada en Perú. Bajo el liderazgo de jóvenes talentos como Giovani Dos Santos, Carlos Vela, César Villaluz y Héctor Moreno, el equipo nacional cautivó a millones de aficionados y se convirtió en símbolo de esperanza para el fútbol mexicano.
Sin embargo, a lo largo de los años, la promesa de cambio y éxito no se materializó completamente en el ámbito internacional. A pesar de las brillantes carreras individuales de algunos de estos jugadores, el impacto colectivo en la selección mayor no fue tan significativo como se esperaba.
El reciente anuncio de retiro de Héctor Moreno, uno de los últimos representantes de esa generación, marca el fin de una era para el fútbol mexicano. Moreno confirmó su decisión de apartarse de la Selección Mexicana antes del partido de los Rayados contra el Cincinnati por la Copa de Campeones de la Concacaf.
«Me he retirado de la Selección», afirmó Moreno, poniendo fin a una exitosa carrera internacional que abarcó más de una década. A sus 36 años, el defensa central y capitán del Monterrey reconoció la importancia de dar paso a las nuevas generaciones.
«Probablemente no esté jugando para el Mundial de 2026», declaró Moreno, señalando su edad y la necesidad de permitir que los jóvenes talentos adquieran experiencia y asuman roles importantes en el equipo nacional.
El legado de la Selección Mexicana Sub-17 de 2005 perdurará en la memoria de los aficionados como un momento emocionante en la historia del fútbol mexicano. Aunque el sueño de un cambio radical no se concretó como se esperaba, el impacto de esa generación sigue siendo parte importante del legado futbolístico del país.