La creciente utilización de aparatos digitales conectados a internet, así como el almacenamiento virtual de documentos y la descarga de videojuegos, películas y música se han convertido en una nueva forma de contaminación ambiental la cual ha encendido las alertas entre los especialistas que estudian las causas del calentamiento global y el cambio climático, en lo que ya se conoce como la huella de carbono digital.
Gabriela Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Ecología, advirtió que es urgente moderar el uso de las herramientas digitales y aparatos electrónicos por ser importantes generadores de dióxido de carbono (CO2): “Con la pandemia se disparó el uso de los dispositivos móviles, las tabletas y las computadoras como la única manera que teníamos de continuar con nuestras labores desde casa; sin embargo, junto con este uso desmedido de dichas herramientas también surgió lo que ahora conocemos como la huella de carbono digital, una nueva forma de contaminación”.
Consideró que sería un despropósito solicitar a las personas que dejen de utilizar las nuevas herramientas y aparatos digitales, que se han convertido en artículos de primera necesidad; sin embargo, resulta imprescindible reducir o limitar su uso, con horarios más razonables para buscar un equilibrio entre el desarrollo tecnológico y el cuidado del medio ambiente.
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La especialista indicó que hay acciones prácticas y sencillas que se pueden aplicar para modificar los hábitos de consumo digital y con ello en lo individual se puede contribuir a la reducción de las emisiones de CO2:
Disminuir las horas de uso de los teléfonos celulares empezando por no utilizarlos a la hora de los alimentos, en los horarios de clases y durante reuniones familiares y de trabajo.
Evitar chatear con personas que están en la misma casa u oficina y retomar las conversaciones personales que se han venido perdiendo de forma preocupante con familiares y compañeros.
Apagar los celulares durante las noches y desconectarlos cuando se haya cargado la batería; únicamente mantenerlos prendidos cuando se espere una llamada de emergencia.
Apagar las computadoras personales o de escritorio cuando no se estén utilizando y evitar dejarlas en modo reposo.
Desconectar aparatos electrónicos como televisores, radios, hornos de microondas, lavadoras etcétera, cuando no se usen, pues estos aparatos, aun estando apagados, emiten dióxido de carbono.
Bajar el uso de la nube
Jiménez Casas subrayó que una de las actividades cotidianas que más contamina en esta era digital es el uso del internet y almacenamiento de documentos en la nube, que, contrario a lo que se piensa, son grandes servidores conformados por miles de computadoras interconectadas entre sí y alojadas en edificios completos; y para su mantenimiento se usa una gran cantidad de energía, sobre todo para operar los sistemas de refrigeración y aires acondicionados, lo cual genera enormes emisiones de CO2.