Cada vez más países y comunidades reconocen la necesidad de ampliar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) luego de los estragos que la pandemia por COVID-19 ha causado a la población del mundo, según el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2021 publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas.
Las decisiones y acciones que se tomen durante los próximos 18 meses determinarán si los planes de recuperación ante la pandemia encaminarán al mundo hacia conseguir los objetivos acordados para impulsar el crecimiento económico y el bienestar social, y proteger el medio ambiente.
Según el informe, que hace un seguimiento de los esfuerzos mundiales para alcanzar los ODS, la COVID-19 ha trastocado las vidas y los medios de subsistencia de las personas. Si bien los avances en la consecución de los ODS habían sido lentos inclusive antes de que se produjera la pandemia, entre 119 y 124 millones de personas cayeron en pobreza en 2020; se perdieron 225 millones de empleos de tiempo completo; y el número de personas que padecen hambre, que crecía antes de la pandemia, puede haber incrementado entre 83 y 132 millones.
La pandemia ha expuesto e intensificado las desigualdades en y entre los países. Al 17 de junio de 2021, se aplicaban alrededor de 68 vacunas por cada 100 personas en Europa y América del Norte, en comparación con las menos de 2 vacunas por cada 100 personas en el África Subsahariana; durante la próxima década, 10 millones de niñas más estarán en riesgo de matrimonio infantil como resultado de la pandemia; además, el colapso del turismo internacional afectará de forma desproporcionada a los pequeños Estados insulares en desarrollo.
La ralentización de la economía en 2020 ayudó poco en frenar la crisis climática. Las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero continuaron incrementando, mientras que la temperatura promedio mundial se situó en 1.2°C por encima de los niveles preindustriales, peligrosamente cerca del límite de 1.5°C establecido en el Acuerdo de París.
En 2020, los flujos mundiales de inversión extranjera directa cayeron en 40% en comparación con 2019. La pandemia ha traído consigo inmensos desafíos financieros y un aumento significativo de la deuda, especialmente para los países en desarrollo.
La Agenda 2030, adoptada por todos los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas en 2015, ofrece un plan compartido para la paz y la prosperidad de las personas y el planeta, para el presente y en el futuro. Su centro son los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, para mejorar la salud y la educación, reducir la desigualdad y estimular el crecimiento económico, abordar el cambio climático y trabajar para preservar nuestros océanos y bosques.
De acuerdo con el Informe, para retomar el rumbo del cumplimiento de los ODS, los gobiernos, ciudades, empresas e industrias deben utilizar la recuperación para adoptar estrategias de desarrollo resilientes e inclusivas que reduzcan las emisiones de carbono, preserven los recursos naturales, creen mejores empleos, promuevan la igualdad de género y aborden las crecientes desigualdades.
“Nos encontramos en un momento crítico de la historia de la humanidad. Las decisiones y acciones que tomemos hoy tendrán consecuencias trascendentales para las generaciones futuras”, dijo Liu Zhenmin, Secretario General Adjunto para Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.
“Las lecciones que hemos aprendido de la pandemia nos ayudarán a estar a la altura de los retos actuales y futuros. Aprovechemos juntos el momento para hacer de esta una década de acción, transformación y restauración para alcanzar los ODS y cumplir con el Acuerdo Climático de París.”
Los esfuerzos para hacer frente a la pandemia también han demostrado una inmensa resiliencia comunitaria, la acción decisiva de los gobiernos, la rápida expansión de los sistemas de protección social, la aceleración de la transformación digital; y el desarrollo en tiempo récord de una colaboración única para desarrollar vacunas y medicamentos que salvan vidas. Según el informe, estas son las bases sólidas en las que debemos apoyarnos para acelerar el progreso de los ODS.
A continuación, algunos datos y cifras clave adicionales:
– La tasa mundial de pobreza extrema aumentó por primera vez desde 1998, pasando del 8.4% en 2019 al 9.5% en 2020.
– Entre el 1 de febrero y el 31 de diciembre de 2020, los gobiernos de todo el mundo anunciaron más de mil 600 medidas de protección social, la mayoría de estas en el corto plazo, para responder a la crisis por COVID-19.
– Los efectos secundarios relacionados con la pandemia podrían desencadenar un incremento en los retrasos en el desarrollo infantil que ya afectan a 1 de cada 5 niños en el mundo.
– La pandemia ha detenido o revertido los avances en materia de salud y representa mayores amenazas que las de la propia enfermedad. Alrededor del 90% de los países aún reportan una o más interrupciones en los servicios sanitarios esenciales.
– El impacto de la pandemia de COVID-19 representa una “catástrofe generacional” en la escolarización; 101 millones de niños y jóvenes cayeron en niveles inferiores al mínimo en competencia lectora, lo que ha anulado los avances educativos conseguidos en las dos últimas décadas.
– La pandemia por COVID-19 ha afectado negativamente el progreso hacia la igualdad de género: la violencia contra las mujeres y las niñas se ha intensificado; se prevé un crecimiento en la cifra de matrimonios infantiles; y que el desempleo afecte de manera desproporcional a las mujeres, así como el incremento en la carga del trabajo del hogar y de cuidados.
– En 2019, 759 millones de personas vivían sin electricidad y un tercio de la población mundial carecía de combustibles y tecnologías limpias para cocinar.
– La recuperación económica está en marcha, liderada por China y Estados Unidos; sin embargo, para muchos otros países el crecimiento económico en los niveles que se habían alcanzado antes de la pandemia, no ocurrirá antes de 2022 o 2023.
– El mundo no logró cubrir los objetivos de 2020 para detener la pérdida de la biodiversidad y los 10 millones de hectáreas de bosque que se perdieron cada año entre 2015 y 2020.
– Aunque en términos netos, la ayuda oficial al desarrollo aumentó en 2020 hasta llegar a 161 mil millones de dólares, esta cifra sigue siendo muy inferior a lo que se necesita para responder a la crisis por COVID-19 y para cumplir la meta establecida en el largo plazo del 0.7%del Producto Interno Bruto.
– En 2020, 132 países y territorios reportaron que estaban aplicando un plan estadístico nacional, y que 84 de ellos contaban con planes totalmente financiados. Sólo 4 de los 46 países menos desarrollados declararon tener planes estadísticos nacionales plenamente financiados.
Según el Informe, los esfuerzos de recuperación dependerán de la disponibilidad de datos que sirvan de base para la elaboración de políticas públicas. Garantizar el financiamiento necesario para la recopilación de datos, mediante la movilización de recursos internacionales ynacionales, será fundamental para estos esfuerzos.