La Reserva Natural de Surinam Central, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una inmensa área verde protegida que cubre alrededor del 11% del territorio nacional y es reconocida por sus montañas de meseta y su infinita biodiversidad, que no se cree haber descubierto por completo. Además, en su mayor parte, esas montañas siguen siendo inaccesibles e inafectadas por la actividad humana.
Este domingo desde las alturas, el dosel del bosque lluvioso estaba coloreado con innumerables tonos de verde, con algunas copas de árboles cubiertas de ondas de flores anaranjadas o incluso moradas. En el camino, el caudaloso río Coppename, así como las zonas altas de los ríos Lucie, Saramacca y Surinam fluían junto a los árboles en lo que parecía una pintura de paisaje.
Sin embargo, antes de llegar al área protegida, el Secretario General de las Naciones Unidas pudo constatar que los bosques de Surinam se encuentran seriamente amenazados por las actividades del sector minero y la producción maderera, ambas industrias impulsadas por incentivos para escalar la actividad económica. Entre la inmensa cubierta verde, fue imposible ignorar los parches de deforestación, la minería de oro destructiva y las inundaciones.
Aunque Surinam se encuentra en Sudamérica, se considera una nación caribeña debido a su historia, cultura y desafíos similares a los que enfrentan las pequeñas naciones insulares.
Tras sobrevolar la Reserva, António Guterres llegó al Centro de Eventos Assuria en Paramaribo, para asistir a la apertura de la 43ª Conferencia de la Comunidad del Caribe (CARICOM).
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El titular de la ONU fue recibido con cuatro actuaciones musicales y culturales distintas. La breve caminata mostró la diversidad étnica única de Surinam, producto de su larga historia, y la colonización holandesa. Descendientes de afro-surinameses, indios orientales, indígenas, chinos y javaneses presentaron sus bailes tradicionales y música folclórica.
En su turno al micrófono, el Secretario General destacó el liderazgo en diversidad y acción climática de la región, al tiempo que describió una serie de acciones por tomar frente a la crisis planetaria, la actual pandemia de COVID-19 y los desafíos financieros globales.
“Ricos en diversidad, uniendo la tierra y el mar, y protegiendo los frágiles ecosistemas costeros, los manglares son un símbolo adecuado de las naciones del Caribe: enfrentan desafíos, aprovechan oportunidades, preservan sus dones naturales”, dijo Guterres hoy a los Jefes de Estado y de Gobierno de la región, inspirado luego de su visita a las maravillas costeras de sumidero de carbono en Paramaribo un día antes.
El líder de la ONU reconoció que los pequeños Estados insulares y costeros del Caribe son especialmente vulnerables a lo que llamó “el mayor desafío que enfrenta nuestro mundo”: la crisis climática.
“El Caribe es la zona cero de la emergencia climática global”, aseveró, lamentando que no sea ése el único desafío que enfrenta la región.
“La cumbre de CARICOM de este año llega en un momento de máximo peligro, tanto para las personas como para el planeta”, agregó, refiriéndose al efecto devastador de la pandemia de COVID-19 en los sistemas de salud y el turismo, así como en el crecimiento económico y la inversión extranjera, un renglón en el que el impacto se ha exacerbado con la guerra en Ucrania