Según el informe, la mayoría de los países en desarrollo experimentaron una recuperación más lenta del empleo en 2022 y siguen enfrentándose a niveles relativamente altos de desempleo.
Las pérdidas desproporcionadas de empleo femenino durante la fase inicial de la pandemia no se han invertido totalmente, y las mejoras se deben principalmente a la recuperación del sector informal.
La ralentización del crecimiento, unida a la elevada inflación y a la creciente vulnerabilidad de la deuda, amenaza con hacer retroceder aún más los logros en materia de desarrollo sostenible conseguidos con tanto esfuerzo, advierte el informe.
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El citado Departamento de la ONU señala que, ya en 2022, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda se ha más que duplicado en comparación con 2019, alcanzando casi los 350 millones.
Un período prolongado de debilidad económica y de lento crecimiento de los ingresos no sólo obstaculizaría la erradicación de la pobreza, sino que también limitaría la capacidad de los países para invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que este año tocan a su ecuador, de manera más amplia, afirma.
«La comunidad mundial debe redoblar sus esfuerzos conjuntos para evitar el sufrimiento humano y apoyar un futuro inclusivo y sostenible para todos», declaró Li Junhua, secretario general adjunto del DAES.