La Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó una larga sucesión de informes desoladores durante todo el año.
En enero anunció que 2021 fue uno de los siete años más cálidos jamás registrados. En verano, mientras se registraban olas de calor récord en varios países europeos, advirtió que deberíamos acostumbrarnos a una mayor repetición de este tipo de fenómenos durante los próximos años.
Añadió que la crisis alimentaria que sufre el continente africano, centrada en el Cuerno de África, podría sufrir un grave deterioro que implicaría el desplazamiento de millones de personas, e indicó que para 2030 cuatro de cada cinco países de ese continente probablemente no dispondrán de recursos hídricos gestionados de forma sostenible.
Lee también: Los fenómenos climáticos extremos de 2022 muestran la urgencia de actuar inmediatamente
Mientras algunas regiones sufrían una alarmante falta de agua, otras padecían inundaciones catastróficas. El pasado agosto Pakistán tuvo que declarar una emergencia nacional tras unas fuertes inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por las lluvias monzónicas, que inundaron cerca de un tercio del país en el punto álgido de la crisis. Decenas de millones de personas se vieron obligadas a desplazarse.
Las inundaciones de agosto en Chad afectaron a más de 340.000 personas. En octubre, la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) informó que unos 3,4 millones de personas en África occidental y central precisaban ayuda.