Estocolmo, Suecia | Funcionarios de Estados Unidos y China concluyeron este martes dos días de negociaciones en Estocolmo con el objetivo de reducir las tensiones comerciales entre ambas potencias. Aunque no se anunciaron avances significativos, ambas delegaciones acordaron explorar una posible prórroga de 90 días en la tregua arancelaria actualmente vigente, la cual expira el próximo 12 de agosto.
La decisión final sobre si se extenderá la pausa en los aranceles recae en el presidente estadounidense Donald Trump, informaron autoridades al término del encuentro, celebrado en Rosenbad, sede del primer ministro sueco.
“Hemos mantenido reuniones constructivas y regresamos con un informe positivo, pero la decisión sobre una prórroga será del presidente”, declaró Jamieson Greer, representante comercial de EE. UU.
Por su parte, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, adelantó que es probable que ambas partes sostengan un nuevo encuentro en aproximadamente tres meses y confirmó que se están afinando acuerdos sobre el comercio de tierras raras, recursos estratégicos donde China domina el mercado global.
Las negociaciones tienen lugar en un contexto delicado para la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó esta semana su previsión de crecimiento global, pero advirtió que una escalada en las tensiones arancelarias entre Estados Unidos y China podría representar un riesgo severo.
En mayo pasado, ambas economías habían evitado la imposición mutua de aranceles de tres dígitos, una medida que habría desencadenado un virtual embargo comercial bilateral. No obstante, el fracaso en alcanzar un nuevo acuerdo podría reactivar esas tarifas, afectando las cadenas de suministro y generando incertidumbre en los mercados.
El principal negociador de China, Li Chenggang, expresó que ambas naciones coinciden en la necesidad de mantener una relación económica “estable y sólida”, y reiteró el compromiso de continuar el diálogo activo para promover el desarrollo saludable de los vínculos comerciales bilaterales.
Las conversaciones también abordaron la necesidad de reformas estructurales en la economía china. Washington insistió en que China debe transitar de un modelo basado en la manufactura estatal y las exportaciones, hacia uno impulsado por el consumo interno, lo que facilitaría mayores exportaciones estadounidenses.
Las negociaciones en Estocolmo se dan tras el reciente acuerdo comercial de Trump con la Unión Europea, que establece un arancel del 15% a la mayoría de los productos europeos exportados a Estados Unidos, así como un pacto comercial con Japón.
Dicho acuerdo generó alivio moderado en Bruselas, pero también provocó tensiones. Francia calificó el pacto como una “sumisión”, y Alemania advirtió que los aranceles podrían causar daños significativos a su economía exportadora.
Además, Estados Unidos acusa a China de inundar los mercados globales con productos subsidiados, mientras que Pekín denuncia que las restricciones estadounidenses en el sector tecnológico buscan frenar su crecimiento económico.
Aunque no se confirmó un próximo encuentro entre Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, las partes dejaron abierta la posibilidad de una reunión más adelante en el año.