Naciones Unidas.– En un discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció “la mano del liderazgo y amistad estadounidenses” a toda nación que busque un mundo seguro y próspero, aunque dejó claro que esa ayuda estará sujeta a condiciones.
El mandatario dedicó buena parte de su intervención a dos de los temas centrales de la derecha estadounidense: la migración descontrolada y lo que calificó como el “falso problema” del cambio climático.
“Es hora de poner fin al experimento de fronteras abiertas. Sus países se están yendo al infierno”, advirtió al señalar que Europa enfrenta “dificultades serias” por la llegada de migrantes. También acusó a la ONU de alimentar el fenómeno al brindar apoyo a refugiados.
Como es habitual en sus discursos, Trump se desvió para lanzar ataques contra sus opositores, calificando al gobierno del ex presidente Joe Biden como “el más corrupto”. Sorprendió además al recordar que en los años 80 buscó obtener el contrato para renovar la sede de la ONU, rechazado en aquel entonces, y vinculó el deterioro del complejo a esa decisión.
Frente al presídium encabezado por Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General y exdirigente del Partido Verde alemán, Trump arremetió contra las políticas ambientales internacionales.
“Si no se apartan de esta gran estafa de energía verde y cambio climático, tu país fracasará”, afirmó, recordando que su gobierno se retiró del Acuerdo de París. Concluyó que “la inmigración y el alto costo de la llamada energía verde están destruyendo el mundo”.
El discurso se enmarca en la política de distanciamiento de Estados Unidos con organismos multilaterales durante su gobierno. Washington ha suspendido pagos a la ONU y se ha retirado de instancias como la OMS, el Consejo de Derechos Humanos, la UNESCO y la agencia de apoyo a refugiados palestinos.
No obstante, Trump evitó confirmar un eventual retiro completo de su país de Naciones Unidas, lo que trajo alivio entre los presentes en la sesión.