En un encuentro considerado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como «muy productivo», el Palacio Nacional fue el escenario de una importante reunión bilateral entre México y Estados Unidos, enfocada en discutir estrategias conjuntas en materia de migración y seguridad.
Ahí, la delegación estadounidense, liderada por Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, se reunió con el mandatario mexicano y su gabinete de seguridad para abordar temas críticos que afectan a ambos países.
Sherwood-Randall le comunicó que para la administración Biden las investigaciones de la DEA sobre un presunto financiamiento ilícito de la campaña de López Obrador en 2006, es un caso cerrado.
Durante la conferencia matutina posterior a la reunión, López Obrador destacó la cooperación en el combate al tráfico de fentanilo y armas, así como el enfoque humanitario en el manejo de la migración. Afirmó que se trataron estos temas con un enfoque de respeto a los derechos humanos y de cooperación para el desarrollo de los pueblos.
Por su parte, Estados Unidos expresó su compromiso de incrementar los esfuerzos para frenar el flujo de fentanilo, incluyendo una asignación de 125 millones de dólares para apoyar los esfuerzos contra las drogas sintéticas y sus materiales precursores.
En medio de este panorama de cooperación y diálogo bilateral, resurge el tema de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y su posición respecto al presidente mexicano.
A pesar de las complejidades en la relación bilateral, especialmente en temas de seguridad y narcotráfico, no se mencionó directamente ninguna investigación actual de la DEA hacia AMLO.
La atención se centró en la cooperación para el desarrollo y la migración, dejando entrever un ambiente de entendimiento mutuo y esfuerzos compartidos para abordar los desafíos que enfrentan ambos países.
El presidente López Obrador subrayó la importancia de una política de buena vecindad con Estados Unidos, destacando que la relación bilateral no solo es crucial para enfrentar el tráfico de drogas y la gestión migratoria, sino también para el bienestar económico y social de la región. Asimismo, reconoció los esfuerzos de la administración de Joe Biden por abrir vías legales para la migración, marcando un cambio significativo respecto a políticas anteriores.