Ante Eslovenia, Christian Eriksen regresó y de la mejor manera. Tras 1.100 días desde que sufrió un infarto en la cancha durante la Eurocopa 2020, un evento que casi le costó la vida, el danés tuvo su revancha en Alemania.
Con una fortaleza impresionante, controló el balón y, con su pierna derecha, anotó un golazo que desató la euforia de más de 60,000 fanáticos en el Mercedes-Benz Arena. Su pecho, que hace menos de cuatro años estuvo al borde de dejarlo sin vida, ahora lo sostuvo con la firmeza de un roble.
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La reaparición de Eriksen es una historia de resistencia y esperanza. Nadie habría imaginado que volvería al fútbol con tal nivel de excelencia, buscando el trofeo que podría coronar su carrera. Su gol no solo le dio la victoria a Dinamarca, sino que también se convirtió en un símbolo de superación personal y de la capacidad humana para enfrentar la adversidad y triunfar.