Frente a la crisis del agua, el mundo podría aprender mucho de las prácticas de gestión de los pueblos indígenas, ha asegurado este miércoles el relator* especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento.
En un informe al Consejo de Derechos Humanos, Pedro Arrojo-Agudo** elogió los sistemas de agua ancestrales de los pueblos indígenas, pero expresó su profunda preocupación por la rápida disminución del acceso que estos tienen al agua potable y al saneamiento, dada la creciente presión sobre los recursos naturales en sus territorios.
«Los pueblos indígenas han sido capaces de preservar sus cosmovisiones, conocimientos y prácticas ancestrales, hoy ejemplares frente a la crisis mundial del agua, tanto en términos de gestión sostenible como de gobernanza democrática del agua potable y el saneamiento», destacó Arrojo-Agudo.
Sin embargo, señaló que, bajo argumentos de soberanía nacional sobre los recursos naturales y el agua, o manipulando el llamado interés general, «a menudo se descuida el derecho de los pueblos indígenas al consentimiento libre, previo e informado».
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El experto independiente de la ONU observó cómo las consecuencias de la minería (que acapara tierras y agua), la construcción de presas hidroeléctricas y los grandes desarrollos turísticos afectan negativamente a los derechos humanos de los pueblos indígenas al agua potable y al saneamiento, contaminando sus recursos hídricos con tóxicos, afectando a sus medios de vida, causando problemas de salud, desalojos forzosos y desplazamientos.
Arrojo-Agudo dijo al Consejo de Derechos Humanos que los Estados deben reconocer a los pueblos indígenas en sus países y garantizarles el control de sus recursos hídricos para que se cumplan sus derechos humanos al agua potable y al saneamiento.