Empresas como Meta y Google han comenzado a asociarse con startups especializadas en energía geotérmica para alimentar sus centros de datos, impulsando la adopción de tecnologías limpias ante la creciente demanda energética generada por la inteligencia artificial. La geotermia destaca por ser una fuente de electricidad libre de carbono más estable que la solar o eólica, aunque enfrenta desafíos como altos costos iniciales y largos plazos de aprobación. Desde 2020, la inversión en este sector ha alcanzado poco más de $700 millones, destacándose iniciativas como las de Sage Geosystems y Gradient Geothermal, que integran tecnologías innovadoras en la infraestructura de petróleo y gas existente.
En paralelo, los principales productores de gas y petróleo, como Chevron y Exxon Mobil, han comenzado a explorar colaboraciones con proyectos geotérmicos, integrando soluciones como el secuestro de carbono para reducir emisiones. Texas emerge como líder en esta transición, con 10 de las 22 startups geotérmicas lanzadas entre 2016 y 2022 ubicadas en el estado. Gracias a su abundancia de recursos y un marco regulatorio favorable, Texas se posiciona como un punto estratégico para el desarrollo de esta energía, respaldado por nuevas leyes en trámite en el Congreso de Estados Unidos que buscan facilitar la expansión del sector.
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Con costos de generación competitivos frente a fuentes como el gas natural y una creciente aceptación entre inversores y gobiernos, la geotermia tiene el potencial de revolucionar la matriz energética. El interés bipartidista y los incentivos fiscales están impulsando su desarrollo, mientras que las grandes tecnológicas ven en esta fuente una oportunidad para combinar sostenibilidad con rendimiento, asegurando energía estable y limpia para sus crecientes necesidades operativas.