A medida que el invierno se despide, México anticipa un aumento significativo de las temperaturas con la llegada de la primavera, debido a la influencia de un anticiclón. Aunque el país aún enfrenta los frentes fríos número 37 y el próximo número 38, se prevé un contraste de climas, con mañanas frías pero tardes calurosas y sofocantes.
Un anticiclón, definido como una región de alta presión atmosférica en comparación con el aire circundante, favorece un clima estable, con cielos despejados, independientemente de si las temperaturas son frías o cálidas. Este fenómeno puede provocar, en ocasiones, niebla o bruma debido a que el aire desciende desde las capas superiores de la atmósfera hasta el suelo, impidiendo la formación de nubes o lluvia. En el hemisferio norte, el aire dentro de un anticiclón circula en el sentido de las agujas del reloj, mientras que en el hemisferio sur lo hace en dirección opuesta.
La persistencia de un anticiclón por periodos prolongados puede desencadenar sequías y olas de calor debido a la ausencia de precipitaciones y la falta de cambios atmosféricos que dispersen el calor acumulado. En la Ciudad de México, por ejemplo, las temperaturas han superado los 30 grados Celsius, obligando a los habitantes a recurrir a sombrillas, gorras y otros medios para protegerse de la intensidad solar.
Ante el pronóstico de altas temperaturas en los próximos días, es crucial prepararse para enfrentar estas condiciones extremas, adoptando medidas como mantenerse adecuadamente hidratado y buscar protección contra la exposición directa al sol.