Sobre un tapiz de flores de terciopelo, cempasúchil y aserrín de colores descansa la tradicional ofrenda de Día de Muertos, que la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) dedica a los difuntos de esta casa de estudios, para honrar su memoria y su labor, refirió el titular de la institución, Gerardo Ramos Olvera al inaugurar el altar, cuya decoración alude a elementos típicos de Xochimilco, como las trajineras, el lago y los ajolotes.
El evento, organizado por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es resultado de la unión de esfuerzos y voluntades de la ENCRyM y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).
“Nos dedicamos a preservar el patrimonio cultural material e inmaterial, por lo que conservar nuestras tradiciones es fundamental para nuestra escuela”, anotó su titular al referir que esta actividad es parte de la formación de las y los estudiantes, quienes participaron en el montaje.
“Este año, en especial, recordamos al arquitecto Rubén Rocha y Martínez (1938-2024), docente de la maestría de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y Muebles; y al compañero de Apoyo Administrativo, Jaime Ibáñez, quienes fallecieron el año pasado”, apuntó Ramos Olvera.
En su intervención, la titular de la CNCPC, María del Carmen Castro Barrera, destacó la unión entre ambas instituciones, dado el interés por conservar esta costumbre mexicana, la cual, incluso, se ha extendido a otras fronteras.
“Extrañamos a todas las personas que ya no están con nosotros, pero esta tradición también es una celebración de la muerte, y esta perspectiva es una característica de nuestra identidad”, subrayó.
Desde hace 56 años, estudiantes y docentes del Seminario-Taller de Restauración de Obra Mural se organizan para hacer realidad una costumbre de gran relevancia para la comunidad de la ENCRyM, relató en su oportunidad la titular de esta asignatura, Martha Isabel Tapia González.
“Preservar esta tradición motiva al alumnado a conservar esta costumbre que conmemora la vida de todos nuestros maestros, estudiantes y seres queridos de esta comunidad”, expresó al detallar que en esta edición colaboraron 24 estudiantes y tres docentes del seminario.
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Aunado a la inauguración del altar, se realizó la premiación de los concursos de calaveras decoradas, cuento, calaverita literaria y mejor disfraz. Los ganadores obtuvieron un paquete de libros y una reproducción, cortesía de la Coordinación Nacional de Difusión, informó Gerardo Ramos Olvera.
En el certamen de calaveras decoradas el primer lugar fue para la obra “La fiesta de los psicopompos”, elaborada por Octavio Moya, estudiante del noveno semestre de Restauración, la cual creó en el Seminario-Taller de Restauración de Pintura de Caballete y fusiona una iglesia antigua con un cráneo, creando un escenario en el que juegan cuatro seres angelicales.
El segundo premio fue para el cráneo “El registro”, elaborado con yeso, madera, manta, pintura acrílica y plastilina epóxica, en la cual, su autora, Alex Pantoja, representa el trabajo de las y los restauradores, en cuya labor, la fase del registro es una de las más importantes, porque permite conocer a profundidad las necesidades de preservación de cada objeto. El tercer escaño lo ocupó la calavera “Alas de la eternidad, mensajes desde el Mictlan”, alegoría al mito sobre la muerte, hecho por Jessica Marcela Cruz.
En el concurso de cuento, el texto ganador fue Bendición de los Dioses, escrito por Deyanira Muñoz Vázquez; el segundo lugar fue para El espejo de los recuerdos, de Isabel Rita Miller; y el tercero, para La maldición de la Misión de San Javier, autoría de la restauradora Castro Barrera.