En el inicio del esperado debate presidencial, tanto Donald Trump como Joe Biden destacaron la gestión económica durante sus respectivos mandatos, mientras desacreditaban mutuamente sus políticas públicas. Biden reconoció el impacto de la inflación durante su administración, pero se atribuyó el mérito de haber «recompuesto las cosas» tras la pandemia de coronavirus. Por su parte, Trump afirmó que supervisó «la mejor economía de la historia» antes de la pandemia y criticó la actual situación económica bajo el liderazgo de Biden.
Trump no perdió la oportunidad de señalar errores verbales de Biden, quien tuvo dificultades para mantenerse claro y coherente en sus respuestas. Trump aprovechó estos momentos para reforzar su crítica, acusando a Biden de debilitar programas sociales y de permitir la entrada de inmigrantes ilegales.
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En cuanto al derecho al aborto, Biden culpó a Trump por la eliminación de este derecho a nivel nacional, mientras que Trump defendió que devolver la cuestión a los estados era la decisión correcta.
El tema de la seguridad fronteriza también generó un acalorado intercambio. Biden defendió su gestión al afirmar que ha reducido el número de solicitantes de asilo y resaltó la cooperación bipartidista en este ámbito. Trump, en cambio, criticó duramente la política migratoria actual, alegando que ha llevado a un aumento de la inseguridad.
El debate se intensificó aún más cuando ambos candidatos discutieron sobre sus posturas respecto a Rusia y Ucrania. Biden advirtió sobre las intenciones expansionistas de Putin, mientras que Trump afirmó que la invasión de Ucrania no habría ocurrido bajo su mandato.
El debate de 90 minutos estuvo marcado por acusaciones y confrontaciones, reflejando la profunda división política en Estados Unidos.
