El estudio destaca que las variaciones en la configuración de las precipitaciones, el incremento de las temperaturas y el aumento de las condiciones meteorológicas extremas contribuyeron a aumentar la inseguridad alimentaria, la pobreza y los desplazamientos en África durante el año pasado, una situación que agravó la crisis socioeconómica y sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19.
El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas, señala en el prólogo del informe que los indicadores climáticos en África durante 2020 se distinguieron por un constante aumento de las temperaturas, la celeridad en que subió el nivel de mar, los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y otras consecuencias devastadoras conexas.
“La rápida reducción de los últimos glaciares de África Oriental, que se prevé que se derritan por completo en un futuro próximo, señala la amenaza de un cambio inminente e irreversible en el sistema terrestre», alertó el científico. Los elefantes africanos, cada vez más amenazados por la caza ilegal
Taalas añadió que tras la recuperación de la pandemia del coronavirus es necesario y urgente mejorar la resistencia climática.
«Las inversiones son especialmente necesarias en el desarrollo de capacidad y la transferencia de tecnología, así como en la mejora de los sistemas de alerta temprana de los países, incluidos los sistemas de observación del tiempo, el agua y el clima», enumeró.